Las manos con minas viernes, enero 09, 2009
El abrazo de año nuevo, el nerviosismo, el felicidades por la baja, el porque te quiero y las pastillas, el bien relajada y ahora, el momento que no se siente, el movimiento algo doloroso para mirar del lado derecho, la risa del doctor a quien no había visto nunca antes en la vida, la espera.
Y entonces la sentencia más bonita de todas:
"Puedes tener todos los hijos que quieras."
Etiquetas: el miedo, lo de ser mujer
Son las sentencias que te hacen como volar por la calle.
Claro, a mi nunca me han dicho algo así. Sería tan raro.