Had I known you then viernes, julio 02, 2010
Debería aprovechar de escribirte todos los versos de amor justo ahora, cuando te extraño tanto. Lo que ha ocurrido es que pareces haber adormecido esas ganas frenéticas de escribir que tenía cuando no había nada más qué hacer, nada más con qué sacarme todo de adentro.
Etiquetas: lo que pasa por amarte
La conclusión preliminar martes, octubre 27, 2009
Lo que aprendí
es que todavía tengo
el corazón al borde del abismo.
Etiquetas: de mis afectos, el miedo, lo que pasa por amarte, sos lo que lloras
going down on each other deliriously lunes, octubre 19, 2009
Todavía no me acostumbro. Me gustaba (eso sí que me gustaba) de Brasil que andar de falda corta por la calle era de lo más normal y no tenía que estar continuamente temiendo el agarrón de improviso. Todavía lo temo, porque no ocurre, pero llega un momento en que me intimida tanto bocinazo en la calle y tanto tipo que me saluda desde la ventana de su auto. Excepto, quizá, esos tres tipos sentados en el paradero de los colectivos que hicieron el mismo movimiento, los tres, para seguirme las piernas. Y yo taconeando por Vicuña Mackenna. Cuesta acostumbrarse.
Tengo que retomar mi diario.
Etiquetas: lo de ser mujer, querido diario
Same old steps miércoles, septiembre 16, 2009
En el envase queda una pastilla blanca y siete pastillas rojas. Las rojas siempre las tiro a la basura. Yo me imagino que para mi cuerpo digerir una de esas rojas una vez al día debe ser insignificante, pero no me gusta tomarlas. No me hacen falta para retomar el hábito cuando toca comenzar las blancas otra vez.
Etiquetas: querido diario
Entonces yo tomaba tazas de café.
No me hacían mal al estómago, como ahora. Al
contrario, caían dentro los sorbos burbujeantes y me
calentaban el regazo y me ayudaban a pasar el frío. Eso
era antes de estar en los huesos, como dice mi madre, antes de
que tomar una taza de café fuera una decisión
difícil porque el café me revuelve el
estómago y a veces justo ocurre cuando tendré
visitas y ahora que veo constantemente a alguien ajeno a mi
"círculo", como se dice, no me puedo dar el
lujo. Últimamente mi única relación con una
taza de café fue ese incidente en que me volcaron una
encima y estuve sentada una hora bajo el sol de agosto a ver si
se secaban mis pantalones. Antes tomaba una cada día, a
veces dos, cuando tocaba asistir al taller y en el taller estaba
mi mejor amigo y caminábamos juntos hasta una maquinita en
el subterráneo y luego caminábamos de vuelta juntos
sosteniendo una tacita con las dos manos, sorbeteando, hablando
de lo que había ocurrido esa semana en nuestras vidas.
Ahora él ya no es mi mejor amigo y yo no tomo tazas de
café. Lo extraño. A él, digo, porque ahora
prefiero beber limonadas a las tazas de café.
Ahora también prefiero ver a mi novio que ver a mis
amigos. Por eso supongo que dicen que estoy cambiada, aunque yo
me encuentro igual que siempre (en lo que a ellos les respecta,
por lo menos). Por ahí si los invito a mis amigos a beber
un café que nos caliente el regazo podemos hacer las
pases.
Dios, estoy extrañando incluso a personas que no he visto
en casi doce meses.
Etiquetas: de mis afectos, ecos de otros, querido diario
The power to keep it whole stays with you miércoles, julio 29, 2009
I want this song to break my heart.
Lo reconozco, me hubiera gustado que ella apareciera. Ya saben, que apareciera de pronto la tipa rodeada de todas sus amigotas, seguramente vestida de negro como todas (por un momento me arrepentí de no haber ido con la chaqueta roja), que se sentara en los banquitos a hablar de los calcetines de polar mientras yo me arrimaba al fuego y me llamaran, dijeran todas "¡Paula!" y yo habría tenido que sentarme junto a todas ellas. La tipa y yo nos habríamos medido las caras, las sonrisas, quién tiene el pelo más lindo, quién es más linda en general. Yo insisto en que los diez años de menos me dan, indiscutiblemente, la ventaja, aunque ella tenga un escote mucho más amplio y una barriga mucho menos accidentada. Entonces por ahí la chica querría comenzar a hablar mal de mi novio y él nos miraría desde lejos, con la cara medio descompuesta, pero seguro que eventualmente se habría acercado a llevarme lejos o a interrumpir todo con alguna broma de las que suele inventar. Y yo habría besado con fuerza su boca más de una vez en frente de ella solo para saborear la victoria. (Supongo que ella es una mujer con clase; de no serlo ninguna de las dos, seguro nos habríamos agarrado de las mechas.)
La tipa no apareció, pero sí todas sus amigas y algo conversaron conmigo y creo que estoy en más de una fotografía que debe estar ya en manos de ella, para que busque en mí cada defecto imaginable. Por eso pasé tanto tiempo decidiendo qué ponerme, ¿no?
Etiquetas: de mis afectos, lo de ser mujer, lo que pasa por amarte, los celos, los instintos
let's call it love sábado, julio 11, 2009
Hace algo así como un mes comencé a escribir un diario. A mano. Como nunca: siempre, cuando era pequeña, para navidad me regalaban una muy bonita, que llenaba con esmero en cada detalle hasta el año nuevo. Entonces, escribía unas cuatro líneas por un par de días seguidos y luego la abandonaba. A veces se llenaba por ahí con dedicatorias de mis poquitos amigos, que escribían en sus días de cumpleaños. Ahora empecé a escribir porque tenía papeles que guardar y cosas que decir que no podía decirle al mundo en este, que era mi diario público, porque eran cosas que, Dios no quiera, podían llegar a los oídos de mis padres y se me iba la imagen de niña medianamente buena. (Ya se fue, pero porque mi madre no es idiota y porque un día encontré el diario arriba de mi mesita de luz, y yo lo había dejado en otra parte, lo recuerdo bien.)
La cosa es que se me fue en algo el punto de escribir aquí, con eso del diario y el amor que inspiró ese diario y sus páginas de colores que por ahora me parecen más bonitas que la hoja de estilos que pasé tanto tiempo armando. Pero volveré.
Etiquetas: querido diario
Next up viernes, abril 10, 2009
Ayer el líder de mi grupo de agnósticos
y ateos de Chile en Facebook nos mandó un mensaje a todos, instándonos
a salir a comer en viernes santo y pedir algún plato con carne, como
para hacer la pelea. Cuando yo era muy chica debo haberle preguntado a mi abuela
alguna vez que por qué no se podía comer carne en viernes santo
y recuerdo que me contó muchas historias terroristas, más notablemente
la de unos chiquillos de por ahí en su barrio que hicieron un asado,
después salieron a jeepear y chocaron y murieron todos. Desde bien chica
también que me preguntaba cuál es la gracia de no comer carne
roja y hacerse festines con mariscos y pescados, si la idea del día para
los católicos debía ser de recogimiento y qué se yo. Mi
mamá me dijo hoy que en su juventud se pasaba todo el día en silencio,
bueno, no existían los televisores pero se apagaba la radio y era todo
el día lúgubre, como se supone que corresponde. También
recuerdo que varios años llovió para viernes santo y al otro día
o el domingo salía un sol muy radiante, y en esos tiempos yo todavía
me tragaba la cantinela de Dios y pensaba, razonablemente, que esas cosas del
tiempo pasaban para llorar y celebrar a Jesús, respectivamente.
Hoy me comí un bistec a la hora de almuerzo. Cuando recién me
llegó el mensaje del líder me parecía que ir a comer carne
a algún restorán serviría solamente para molestar a la
gente, pero lo mismo comí en casa porque qué tengo que ver yo
con esas creencias extrañas de la gente que está que corta las
huinchas antes de las doce de la noche para empezar el asado el sábado.
Para otra vez saldré por ahí a ver qué pasa, porque está
bueno eso de hacer notar a los demás que no, no toda la gente juega al
ayuno el viernes santo. Desde luego, soy una atea que aprovecha la contingencia,
porque no hay nada más agradable que tener un viernes libre y poder recargar
las pilas como corresponde un fin de semana largo, tragando huevitos de chocolate.
Etiquetas: ecos de otros, la religión, retrato familiar
I did domingo, abril 05, 2009
Y es que no me quedó la cara gorda, ni me puse menos linda, sino que un poco lo mismo de antes y también todo lo contrario, y después de acostarme la culpa desapareció sin que me diera cuenta o es que en verdad solamente yo pensaba que la tenía y tampoco había nada de eso: estoy lista para, cualquier día, repetir ese proceso que llamé irreversible.
Etiquetas: lo de ser mujer