Dance, dance viernes, diciembre 08, 2006
Ya, ya, a pedido de la Arantxa entonces procedo al relato de los acontecimientos (o, más bien, la falta de estos) con respecto a mi fiesta de graduación.
Todo lo que pasó antes de: Estuve gran parte de la tarde aburrida en el computador, pintándome las uñas, haciéndome alguna que otra cosa pero nunca lo suficiente para que pasara la hora rápido y me tocara irme ya. En fin, que llamé a la Camila a eso de las siete (ah: tuve un imprevisto de última hora, y me compliqué no sé si necesariamente o no, pero la cosa es que terminé llevando amiga y no "pareja", como se dice) y ya venía, así que me enfundé en mi vestido de fiesta. Laargo. Era incómodo caminar y pisarse el falso, pero me veía bien. No me hice ningún moño. Porque soy floja y porque me parece que me veo bien con el pelo desordenado. Me puse el collar y me pinté y todo bien. Menos mis ojos porque, en verdad, quería ponerme una sombra azul y parecer odalisca, pero se veía muy feo. La cosa es que llegó la Cam con el pololo, hola hola oye que te veís linda gracias te vai altiro? sí chao que te vaya bien, y fuimos a mi pieza y se cambió ropa y por ahí la pintarrajeamos un poco y nos fuimos con mis viejos.
El cóctel: Llegamos un poco después de las ocho y media como decía en el mail, pero al poco rato nos enteramos mediante un guardia que la cosa esta era a las NUEVE y media, así que teníamos mucho rato por delante para no hacer nada. Nos sacamos unas fotos con la Cami en frente de la piscina que había y de una especie de... de pozo que tenía hojas de loto dentro. Intentamos ir a pasear por ahí pero un guardia mala onda nos dijo que no porque para allá andaban los deportistas y no se qué. Así que nos sentamos. Al rato llegó la Mila con su pareja de la noche, el Alonso, que también resultó ser pareja de última hora, porque el niño que había invitado antes se sacó la cresta arrancando de unos delincuentes (o algo así de intrépido) y no sabía si podía ir, así que la Mila se puso histérica y le dijo "sabes que filo, llamo a otra persona". En fin. Copuchamos un poco, cosas así y demases que no me acuerdo. Hasta que llegaron la Domi y la Carito con sus respectivas regias parejas, y la Poli también por ahí, que andaba con una falda demasiado corta. Bueno, mi hambre crecía y pasaron las nueve y media y nada de nada. En una pantalla estaban mostrando un par de fotos de infancia de algunas personas de mi curso - miramos eso, pero yo no salí nunca y me enojé. Después nos instalamos con la Cam cerca de la puerta de donde salían los mozos para agarrar algo, que habían re pocas cosas... sentadas por ahí las niñas agarraron un poco de comida, unos canapés que me negué a probar porque tenían palmitos y mayonesa. El hambre seguía arreciando y después de un rato de conversa ridícula se me ocurrió ir a ver a mis viejos. No me había acordado lo influyentes y desenvueltos que son, y al lado de ellos, a mi pequeñita queja de "tengo hambre" le siguió la preciosa respuesta "espérate un poquito" y, seguro porque ahí Marcelo les pasó unas lucas, empezaron a llegar empanadas y bebidas y toda clase de cosas. Me llené medianamente, para aguantar hasta la cena. Todos comimos y después copuchamos un poco más, hasta que nos hicieron entrar al salón.
La cena: A casi todas nosotras (la Mila, la Domi, la Carito y yo) nos tocó la mesa C5, así que ahí nos sentamos. Una gente pasó ofreciendo vino blanco y tinto, que aceptaron solamente el Ian (la pareja de la Domi, blanco), el Alonso (de la Mila, blanco) y la Mila (tinto). Ahí, entre que llegaba la comida, conversé un poco y me enteré que Alonso era sibarita, y me dio risa eso. Me cayó bien él. Después de un rato llegaron con la entrada, que eran camarones aliñados con... cosas verdes y limón, dentro de una especie de tulipa que parecía un wantan sin freír, adornado con lechugas. Yo me comí como tres, porque no me gustan las cosas de mar y menos las cosas verdes, y lo demás lo repartí entre la Mila y la Cam - antes de eso tuvimos la discusión de que los adornos de la entrada no se comen, y que por eso la lechuga no venía con aliño, para dejarla ahí, pero la mitad de la mesa se la comió y yo me indigné con esa gente chana, por Dios. Pero cuando le cambié el plato intrépidamente a la Mila, para que terminara de comerse mis camarones, yo me quedé sin lechugas, y yo pasé por chana. No se coman los adornos.
El plato de fondo era una carne seca como madera, aunque no estaba tan dura, y una cuestión cuadrada que parecía torta de mil hojas, pero estaba hecha con papa y más papa. Eso adornado con "salsa de finas hierbas", según decía, que era salsa blanca con más cosas verdes. No comimos casi nada porque no estaba rico. La conversación, y los juguitos naturales, fueron lo mejor de la etapa en la mesa.
El baile y el trago: Ya cuando tocaba bailar, la Domi y la Carito se pararon prontamente para agarrarse un buen lugar en la pista. Los tipos no corrieron ni las mesas, aunque instalaron un bar que se llenó de personas inmediatamente, porque la gente del Altamira es completamente ebria. La Mila arrastró al pobre Alonso a bailar, que no quería porque era reguetón (lo que me encantó: la misma razón por la que yo no bailé nada es precisamente esa, como discutí con la Cam, porque esa música es denigrante y toda igual). Yo me quedé sentada mirando a la gente muy divertida. La Cam es buena persona y no quiso ir a bailar con desconocidos, aunque la molesté mucho para que fuera de cualquier modo. La cosa es que aparecieron luego estos tipos con el buffet de postres, de donde saqué un poco de bavarois de frutilla (estaba rico, al fin algo rico) y nada más, aunque tenían varias cosas que se veían interesantes. La Poli venía de vez en cuando desde su mesa para quejarse con nosotras de que la Naty (su archienemiga) se sentó al lado de ella en la mesa y se reía estúpidamente y no se qué. Después de un rato se fue a bailar con el Diego (su pololo) y algunas cosas. Cuando volvió empezamos a pelar a nuestros compañeros tiesos, cuál más tieso que el anterior, aunque Cristóbal Lizana se llevó los premios (pobre, pero le ponía empeño). Yo no bailé nada, una vez más, pero tengo la certeza de no ser TAN tiesa.
El after: A eso de las dos nos dio sueño, con la Camila, así que marqué el celular y llamé al señor del taxi que nos fue a buscar. Me fui en la mitad del baile reguetónico y qué. Llegamos como a las tres a la casa, pero como somos unas pernas, nos acostamos rápidamente y me quedé pensando cosas hasta dormirme, y al otro día me levantaron a las nueve para ir a dejar a la Cami a la micro, porque tenía que ir al colegio.
En fin, que me había estresado sobremanera con la fiesta y la terminé pasando mejor de lo que yo esperaba. Y sí, me vine temprano y no, no bailé nada, pero completamente por decisión mía y la pasé bien de cualquier modo y no tengo que darle explicaciones a nadie. Aparte que me veía muy linda. Ah, y este es mi post 101. Interesante.
Etiquetas: querido diario
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