Esto va a ser un post sobre puro drama juvenil.

Porque me dio un ataque de rabia hace dos horas. No sé por qué hablábamos (una vez más) de mi fiesta de graduación con mis viejos - preguntando que cuándo era, y yo que ando un poco impaciente últimamente les digo "el martes es la fiesta, el martes que viene, y este viernes es la licenciatura". Primero Marcelo (mi padrastro) decía que el viernes no se qué y no iba a poder ir, porque hay un evento en el restorán. Y realmente no quiero drama, así que le dije "ya, filo" nomás. Va mi hermano y quizás invite a más gente. Pero después, no sé por qué, sale lo de la fiesta y Marcelo se tira este comentario de mierda que era "nosotros tenemos fiestas de graduación todos los días en el restorán".

Poco menos que mi fiesta realmente es un pelo de la cola, una más.

Y me dio rabia. Le dije "bueno, si querís vai también" y me quedé callada. Después yo quedé como la mala por andar respondiendo mal, que qué me creo, y Pauly hasta cuando vai a contestar así que Marcelo ha sido uno de tus mayores pilares en tu educación y pa nosotros es mucho más importante la licenciatura, la fiesta no significa nada.

Y ése es el tema. Claro que significa. Yo no salgo nunca. A ninguna parte. De chica he sido tímida, poco espontánea para muchas cosas, y todo el tema del "carrete" no lo tengo arraigado - pero ahora iré a una fiesta enfundada en un vestido en el que espero verme preciosa, voy a comer cuestiones y hasta puede que baile (obligada, sin duda, por mi acompañante y mis compañeras atroces). Quiero que sea perfecta, la fiesta. Por eso estoy así de nerviosa: no por nada estuve como dos meses histérica preparándome para apenas invitar a un niño, más el estrés de ver un vestido, de encontrar que me veía mal, de andar buscando exfoliantes y ir a depilarme y todas esas cosas... quizá es porque soy una exagerada, pero para mí es importante, es como prepararme para entrar al mundo. Como si cumpliera los dieciocho, no sé. Y el tema completo es que me carga eso, que no se den cuenta que para mí es importante ir y pasarla bien, y que ojalá este hombre Marcelo (porque yo prefiero que vaya mi hermano a actuar como mi papá, igual que en mi graduación de octavo) fuera y se portara bien y no me hiciera sentir incómoda, más porque estoy segura que le va a hacer montón de preguntas incómodas a mi acompañante y yo me voy a poner roja y puras cuestiones. Me cargan los comentarios mala onda. Como que le devolviera hoy día las 20 lucas que corresponden a la "pareja" en la fiesta de graduación con las 20 lucas de mi primer sueldo, ese cheque que tengo ahí arriba de la tele, y también que "más vale que tire contigo por lo menos, si nos sale tan caro". Eso a la hora de almuerzo. Qué horror. Por eso me angustia. Porque Marcelo no se ha dado cuenta, después de todos estos años, que la causa principal de que nosotras, la Dani y yo, nunca traigamos gente a la casa cuando está él es porque tira tallas que el resto no entiende, y que a mí todavía me duelen, a pesar de los 14 años de convivencia conflictiva entre nosotros.

Y lo otro que me carga es que yo nunca tengo razón contra él, porque mi vieja, obviamente, lo tiene a Marcelo de intocable - pero eso no va a cambiar nunca y yo lo sé. Pero me gustaría también que viera mi lado, que me duele. No se da cuenta. Esto de las parejas y los papás agregados. Es que okey, me paga todo y por mérito de él yo terminé mi cuarto medio y tengo casa y montón de otras cosas, pero anda por ahí nomás con mi papá biológico, porque son los dos mis proveedores. Yo nunca le he tenido la confianza como para andarle contando mis atados ni para pedirle consejos. Distinto de tenerle confianza para andar en la casa en calzones, sí, pero no tenemos esa cercanía. Ni con la misma hija de él la tiene. Pero en fin. Me enojé y me dio lata y lloré un poco, y ahora lo escribo y me lo saco de adentro y me olvido, porque no estoy para andar con dramas.

Quiero ir al cine.

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