Campamento de Lobatinis lunes, noviembre 13, 2006
Volví. Dormí nueve horas. Demasiado poco para mi gusto, pero no me da para más... en una hora se supone que me vaya al médico y me diga "bien, bajó sus niveles de colesterol" y dirá palabras como evidente y aparentemente y hagamos esto, pero es necesario para la vida.
Me encanta ir de campamento, aunque ahora me dolían los pies porque terminé de jubilar mis zapatillas, esto de haber agarrado una lluvia fuera de contexto después de salir del metro hace como un mes, y que las zapatillas terminaran de destrozarse y quedaran con olor a humedad, no importando cuánto las sequé y las lavé y las sequé otra vez, y el hecho de que me hayan costado cinco lucas, me pasó la cuenta. La cosa es que la pasé muy bien este fin de semana, a pesar del frío y del estrés que me agarré a última hora.
Los lobatos son un amor. Yo que no los conocía. Todavía no me aprendí los nombres de todos, me parece, porque son todos igual de locos y porque tienen nombres repetidos, pero entre los que me dicen Javiera y los que me dicen tía y los que me dicen Paula más o menos me ubico en el temita este... y en verdad que son re lindos, tienen un grupo bonito... eso excluyendo que hablen de castrar caballos y las cosas que se escriben mutuamente. La verdad es que no sé como empezar (de verdad) mi relato de los acontecimientos. A ver.
No, no sé.
Una cosa que pensé es que no me gustó el tema de las Promesas, porque... no sé, tampoco creo que haya que entregarlas, viendo que el compromiso es personal, pero sí me parece que para pedirla hay que hacerse un examen concienzudo por dentro y entender lo que significa, y claro, la Promesa en sí la hará cuando se vea que está listo... sí, en verdad sí hay que ganarlas, y no puede ser improvisada la ceremonia, pero... yo estaba de fotógrafa. A mí no me pregunten. Me acabo de acordar que en la compañía una vez le negamos la Promesa a... la Carlita parece, porque la carta era flaite y nada cuidada y no se qué más. Después este año me enteré que algunas habían hecho la Promesa porque todas la estaban haciendo. Esto de imitarse mutuamente. Yo pensé como dos meses en hacer la Promesa y mi carta era gigante y me puse nerviosísima cuando la entregué. En un tiempo más voy a empezar los talleres de Promesa con las niñas estas - aunque yo creo que no va a haber ninguna, por lo menos hasta el invierno que viene. Tengo muchas niñas nuevas.
Ya, en fin, que me desvío del tema que me trajo acá. Cuando se me ocurra cómo contar, lo escribo. Fotos del asunto (menos las de mis plantas, aunque dejé la de los caballos escuálidos, y creo que una del paparazzeo porque es mía, jaj) acá.
Etiquetas: eso de ser guía, querido diario
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