Y al suelo viernes, octubre 27, 2006
Quien diga que mi vida es monótona y poco impresionante se equivoca: hoy me desmayé en el Metro.
Sí. Me desmayé. No tengo idea por qué, y por un rato me he sentido de nuevo como una vieja, esto de sumarle un desmayo espontáneo a mi dolor de espalda y mis comentarios mascullados enojadamente cuando paso por al frente de un viejo de la construcción que me dice hola lola como le va. El tema es que venía de recoger mi vestido de graduación (precioso, precioso, más preciosa yo dentro) de Tobalaba y nada. Me subí a las seis y tanto de la tarde, hora peak por excelencia, y nada. Iba lleno. Re lleno. Pero yo me instalé con mi bolsa y un libro en una esquina y corría un vientecito cuando estaba en movimiento el vagón. Pero el aire sí estaba viciado.
Me dolía mucho la espalda porque no tenía idea cómo estar parada. Seguía leyendo mi libro. Pero a la altura de Grecia me mareé, así que cerré el libro y como me di cuenta que me venía el síncope me empecé a agachar para sentarme en el rincón, pero ahí se me va la memoria.
Lo que sí me acuerdo es haber tenido un millón de pensamientos distintos en la cabeza, sobre todo relacionados a Boquitas Pintadas (lo que estaba leyendo), y escuchaba voces y tenía sensaciones raras. De pronto abro los ojos, escucho re mal, y tengo un señor mirándome muy preocupado, agachado al lado mío. Tenía yo los pies estirados. El señor me tenía de la mano y estaba calentito (después me dijeron que me bajó la presión y tal). Una mujer le dijo "póngale colonia en la mano", lo que hizo, yo la olí a ver si despertaba. Me preguntaron donde me bajaba, estás bien, sí, Vicuña Mackenna, ah ya, yo también me bajo ahí, no te pares, no, no te preocupes, me siento bien, dale. Me paré de nuevo. Me dolía la cabeza. En serio que el sonido se demoró en volver como corresponde. Tenía sudor frío y cosas. Yo calculo que fueron unos treinta segundos que estuve ahí desmayada como loca.
La niña del perfume se vino caminando conmigo hasta la esquina de mi casa, porque iba ahí mismo, y me habló de que una vez también ella se desmayó y ya sabía andar preparada, que tenía una hijita de cinco años, que ella tenía veintiuno, que le gustaba carretear y estuvo deprimida un tiempo porque no podía salir con la niña. Pero bien. Me siguió doliendo la cabeza pero ya venía despejada. Qué mierda. Igual qué vergüenza, sobre todo qué vergüenza, tengo atados con que me miren tanto y más encima andar haciendo escenas en el Metro, pero al menos descubrí que todavía queda gente buena onda en el mundo, preocupada por una cuando se saca la cresta en una esquina del vagón, que ofrecen acompañarla a una hasta la casa por si acaso pasa algo más. Voy a tener que planchar el vestido de nuevo porque me parece me desmayé arriba de mi bolsa. En fin. La cosa es que me desmayé sin motivo alguno. Comí bien. Dormí bien. Venía parada extraña nomás. Pero en fin. Así al menos me pasó algo distinto para variar.
Ah, y el tip del día es: si te vai a desmayarte, Pauly, agárrate de alguien al lado tuyo y avísale, así te caes encima de esa persona y no al suelo como saco de papas, igual que hoy día, porque así sonaste chiquilla.
Etiquetas: querido diario
*Camily-Tá OTRA VEZ deslogueada de su sesión ¬¬ (este hombre se apodera de mi pc xD)*
Y no piensas ir al doctor o algo así? desayarte no lo encuentro de menos :/
A proposito, tb tuviste suerte de q no te robaran el vestido. Me gustaría vertelo!^^
Y me alegra q lindas personas te hallan visto.
besitos!!!!