Entonces yo tomaba tazas de café.
No me hacían mal al estómago, como ahora. Al
contrario, caían dentro los sorbos burbujeantes y me
calentaban el regazo y me ayudaban a pasar el frío. Eso
era antes de estar en los huesos, como dice mi madre, antes de
que tomar una taza de café fuera una decisión
difícil porque el café me revuelve el
estómago y a veces justo ocurre cuando tendré
visitas y ahora que veo constantemente a alguien ajeno a mi
"círculo", como se dice, no me puedo dar el
lujo. Últimamente mi única relación con una
taza de café fue ese incidente en que me volcaron una
encima y estuve sentada una hora bajo el sol de agosto a ver si
se secaban mis pantalones. Antes tomaba una cada día, a
veces dos, cuando tocaba asistir al taller y en el taller estaba
mi mejor amigo y caminábamos juntos hasta una maquinita en
el subterráneo y luego caminábamos de vuelta juntos
sosteniendo una tacita con las dos manos, sorbeteando, hablando
de lo que había ocurrido esa semana en nuestras vidas.
Ahora él ya no es mi mejor amigo y yo no tomo tazas de
café. Lo extraño. A él, digo, porque ahora
prefiero beber limonadas a las tazas de café.
Ahora también prefiero ver a mi novio que ver a mis
amigos. Por eso supongo que dicen que estoy cambiada, aunque yo
me encuentro igual que siempre (en lo que a ellos les respecta,
por lo menos). Por ahí si los invito a mis amigos a beber
un café que nos caliente el regazo podemos hacer las
pases.
Dios, estoy extrañando incluso a personas que no he visto
en casi doce meses.
Etiquetas: de mis afectos, ecos de otros, querido diario
Omg! sigo viva xD veo que tu también :3 eso me alegra *0* ohh! mis amigos también dejaron de hablarme cuando me puse a pololear XDDD! son cosas que pasan *-* nada supera a la felicidad de estar con el novio hahaha. En fin : ) espero a mi no se me hagan burbujas en el estómago por tomar mucho café x_x aunque desde que tomo sin azúcar ya no me gusta tanto xD. En fin : ) saludos!
Muchas veces recuerdo que tuve una muy buena amiga, quien era una persona única, escribía hermoso y tenía muchos otros talentos. Nos conocimos en un taller y antes de iniciar la sesión o en el break, bajábamos la escalera y en el piso -1 pedíamos un capuchino vainilla o algo así, y reíamos y conversábamos y nos poníamos al día. Tuvimos algunos malentendidos y dejamos de hablar, pero así y todo hay muchas cosas que me recuerdan a ella. Tengo guardado un cd que me hizo y nunca me quise deshacer de su certificado del taller. He pensado mil veces en contactarla para poder entregárselos.
Desde de hace mucho tiempo que no sé de ella, desde más o menos ese mismo tiempo que me ha costado escribir y pasan más días, meses y años y pienso que en algo nos equivocamos, que el vínculo de amistad pudo ser más fuerte y que tal vez hoy seguiríamos siendo amigos.
La tengo presente siempre.