Fifteen minutes late domingo, agosto 12, 2007
Ay, si de algo hay que morirse. Pero decirlo así es muchísimo más simple que creerlo. Mi abuela está atrás de un vidrio donde permiten las visitas durante apenas dos horas diarias en horarios imposibles (siempre todo detrás del vidrio, o eso me han hecho creer: y en mi mente veo una cama violentamente blanca y un montón de tubos cubriendo un cuerpo que conozco), mi madre está con una crisis nerviosa de importancia mientras se tiñe la cabeza a mi lado y yo pienso que todos nos vamos a morir alguna vez. Pero también están esas cosas que una no recuerda hasta que las personas en verdad se mueren: yo no quiero para mí más cargos de conciencia, yo no quiero tener que dejar que una muerte me sacuda el mundo, pero la mujer que sembró en mí la semilla de las historias está por morir. Ella fue la única que me contó cuentos de pequeña. Ella fue la única que entendió que escuchar el cuento de la Caperucita más de dos veces no servía de nada y que la vida de los personajes cobra vida cuando se es capaz de arrancarlos de los lugares comunes, instalarlos en fuentes de soda perdidas de Santa Rosa. Gracias a ella yo tenía cuatro años y en mi mente veía un lobo parado en dos patas, engatusando a una señorita de capucha roja en un barcito oscuro. Y ahora esa mujer se va a morir, porque si ahora está respirando es porque alguien fue a entubarla y una máquina está haciendo el trabajo sucio. Dicen que es culpa de la metástasis de un cáncer hace tiempo desterrado. Yo creo que ese mismo cáncer me va a matar a mí como quiso matar a mi madre también. Pero de algo hay que morirse, y yo no sé qué pensar; simplemente, no se me ocurre qué pensar.
Etiquetas: la muerte, querido diario, retrato familiar
Been there, done that no es mucho acá. He pasado por esas situaciones y tengo el magister aprobado.
Te va a ir bien, porque a la larga te das cuenta que tienes que mantener cierta actitud tranquila y serena para no hacer colapsar a tu mamá ni a los familiares que estarán más afectados.
Recuerda eso sí: la gente siempre te dice "comparto tu dolor" pero nunca es así, porque nadie siente igual a otro, menos ese tipo de pérdidas.
En una de esas estamos echándole tinta negra al agua mineral y armando una tole tole con Coca Cola sintética y tu lela Alvarez se mejora.
Ya oh, eso nomás criticona.
Notable mi mezcolanza química*
Triste lo tuyo, yo sí comparto tu dolor. Desde que era pequeño recuerdo esas conversaciones nocturnas con mi amdre quien me consolaba mmientras yo como en estado de "llorona" le preguntaba por qué la gente tenía que morirse y si siempre iba a estar conmigo...
Se me pasó lo de la HHH, no hay excusas.
Buenas vibras para ti y señales de humo bien a lo lejos.
Sólo diré que leí. Porque más no puedo. Me supera, en muchos sentidos.
Fuerza.
Leí y me supera (también)..
Pero simplemente no pienses, sólo respira y estate (?) tranquila, para dar ánimos.
Yo te doy ánimos y fuerzas a ti *-*
Cuidese señorita (L)