It was just a paper bag viernes, agosto 03, 2007
Algo que puse en el egoflog, para reírme (amorosamente) de un cierto personaje:
la muchachita tiene dieciocho años, se tiñe el cabello periódicamente jugando con los marrones, no sale a la calle sin encresparse las pestañas, estudia algo que provoca preguntas aparentemente ingeniosas de parte de sus interlocutores (pero escuchadas tantas veces ya nunca son graciosas), suele escribir como para esconderse y abrirse al mundo al mismo tiempo, aunque ella sabe que esas son sólo cosas que se dicen para impresionar a los oyentes; cree que tiene un par de ojos preciosos (creencia reafirmada por un par de jovencitos durante el último año) y cree también que quiere saber si de verdad, si de verdad está enamorada o si se quiere enamorar o si, en realidad, lo que le falta es sentir ese amor, esa inquietud extraña que hace que hasta el frío le haga cosquillas a la izquierda del pecho, ahí donde está el corazón. pero esas cosas son nada más sugestiones. o eso dicen.
Ay, apenas hoy pude volver a poner mis manos sobre un computador. Y ocurre
que, después de una semana de vuelta en la U, ya predigo que me voy a
morir de estrés, aunque seguramente será un estrés feliz.
Mis días lunes van de 8:30 de la mañana hasta 7:30 de la tarde
en dos campus distintos y con seis módulos de clases entre medio (que
son ocho horas de estudio en total), pero hasta ahora todas mis clases se proyectan
como entretenidas o, por lo menos, estimulantes. Aunque intentar atrapar a los
adverbios perdidos en un texto cualquiera no es una tarea tan fácil,
especialmente cuando hay palabras que son adverbios en determinados contextos,
mientras que en otros son cualquier cosa. Y todavía no me recupero de
mi trauma de cuando supe que "quién" era el sujeto de una oración
que decía algo como "¿quién llama a la puerta?"
Además, hoy fui a buscar algunos de mis libros y para mi horror descubrí
que faltan MUCHOS. Fueron robados. Pobres. Pero sí encontré Cien
Años de Soledad, El Amante de Lady Chatterley, Hamlet, Martín
Rivas y un libro que me regalaron con ocasión de un concurso y que es
lo suficientemente corto como para querer leer otra vez: Los Vecinos Mueren
en las Novelas de Sergio Aguirre. Además de eso hojeé un bloc
de hace tres años, con mis primeros intentos de cuento y que terminaban
todos en muerte o suicidio (o ambos). Y en la última hoja escrita de
ese bloc, rayada cuando yo tenía ya dieciséis, dice que nunca
más escribiré sobre la muerte porque vivirla es muy distinto.
Y no he cumplido mi palabra, pero ahora tengo un enfoque distinto para esos
temas. Oh, pero creo que volveré a buscar ese bloc y lo quemaré
porque debe ser quemado y olvidado inmediatamente. Porque una debería
tener ese derecho de censura sobre sí misma: no me he enterado bien,
pero como encontraron nosequé papeles de la Gabriela Mistral ya los quieren
publicar y eso no se puede hacer, cielo santo. Si lo que se pone en la fila
de la publicación no tiene nada que ver con los escritos privados, las
cartas, las cosas que NO son escritas para el respetable público (si
es que alguna otra cosa lo es, pero el tema es que son bien distintas las índoles
de los trabajillos estos). Bueno, haré eso, creo.
Nada, mis disculpas a los chicos que esperan mis escritos, pero es que cuando el computador de una está mala y tiene que pedir otro prestado la cosa no es tan simple.
Etiquetas: escritura automática, querido diario
Te quiero oye!!!!
Y me encanta como escribes, toda pretenciosa y castaña, aunque a ti no te gusten mis abusos comísticos y mis cuentos con mal final o medios trillados...
Morá.
Lila
Abusando de morá...
Sólo que no sé qué decir a tu post... algo había pensado pero ya se me olvidó... ya me acordaré... por ahora sólo una pregunta...
Tai pololeando?????????
Ary