Hoy estuvo de cumpleaños mi mejor amiga, la Poli.

Yo no sé cuánto me ha cambiado la vida la Universidad, porque supongo que los cambios generalmente se relacionan con cosas traumáticas y yo la paso muy bien en la carrera y en la vida, pero echaba mucho de menos la forma de ser tan profundamente ridícula que tengo con mis amigas de escuela. A las más no las veía desde marzo cuando celebramos el cumpleaños de la Carito, pero a la Poli no la veía desde enero, en esa tarde en que llegó a copuchar acá conmigo sobre todo lo que pasó después de la peseú y todas las noticias amorosas desde entonces (varias chocantes, otras que ahora me dan risa, especialmente las propias). Y está tan liiinda, cielo santo. La echaba tanto de menos. Y claro, con tanta gente a nuestro alrededor no hubo tiempo de copuchar todo lo que le tengo guardado como primicia, pero estuvo bueno de cualquier modo verlas a todas y reírnos conjuntamente de cuanta tontera se nos ocurre, como antes, mientras la Mila traga y traga como sin fondo y después se muere de vergüenza cuando los tíos le ofrecen más comida y ella dice que no puede más. "Si nosotras conocemos la medida con la que te llenas", dice la Poli, y es tan verdad. Ay, mis chicas. Las quiero tanto, niñas.

Aparte de eso, ayer caminé muchos kilómetros conociendo el barrio con la Compañía, que igual fue un poco preocupante porque, a pesar de lo linda que es la comuna, pasearme por la Villa O'Higgins no me hace mucha gracia, si igual es brígida y de repente le pueden hacer algo a alguna de mis niñas y me muero ahí mismo. Pero nos fue bien, aunque nos perdimos algunas veces, y por último hice ejercicio, que igual ayuda. El momento chistoso fue cuando estaban haciendo danzas en frente de una iglesia y justo pasó un auto gritando reguetón, que se sincronizó perfectamente con los movimientos de la danza. Notabilísimo.

Mañana me levantaré temprano para ir en busca de algo nuevo y lindo que necesito urgentemente para el plan maestro que estoy armando. Recuerdo esa noche de mi primer beso, cuando él me dijo que yo planeaba todo y yo negué vehementemente, pero ahora estoy pensando que tenía razón. Todavía la tiene. Pero ¿qué importa? Estoy feliz.

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