Una de las cosas más bonitas que me ha pasado tiene que ser esta:
Íbamos a almorzar o algo ("almorzar", porque cresta que quedábamos con hambre los primeros días) en el Moot, y yo estaba parada ahí, y de repente llega el Seba con una sonrisa enorme, me agarra la cara con las dos manos, y me planta un beso en la mejilla. Y se va.
Re poco lo conocía hasta entonces. Pero me sentí muy bien, creo que me quedé sonriendo mucho rato - después de eso creo que le hice mucho cariño al Seba, y fue muy entretenido, hermoso que me tocara espontáneamente. Es un cariño sincero y muy lindo.
De la misma forma, algunas personas que se acercan a abrazarme cuando recién las conozco me causan rechazo rapidito, y hay veces en que ese rechazo no se me quita jamás. Rodrigo dice que es una cosa de química, que pasa o no pasa, y creo que tiene razón. Me gusta saberme muy de piel, y otras veces muy fría. Descubrir cuánto confío (o no) en algunas personas es muy loco. Aunque también hay personas a las que pasaría pegada todo el día pero me cortan, me corto y me da vergüenza acercarme demasiado. Quizá por miedo a la reacción...

Saludos al Andrés, meningítico, náufrago, despeinado, hepatítico, amarillo, robado de cables de teléfono y sobre todo niñito "demasiado tierno" como conversábamos la otra vez. Este fin de semana o a más tardar el otro juntitos al tiatro con Cristóbal para ponerse al día y orearlos un poco, tanto al veinteañero atacado por una cabeza de pescado en el mechoneo terráqueo como al aplicado en ErasmodeRotterdamismo y salidas al karaoke que se deben desde mediados de diciembre.

Saludos también a la Ari que (se supone) la veré este finde también, en el marco de la libertad por falta de padres y familia en general que se va a la Serena a descansar, mientras una no se puede dar esos lujos. Muchachita, tenimos una cachá de cuestiones pa contarnos, como cuatro meses de copuchas.

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