Como mujer encinta viernes, diciembre 22, 2006
Anoche mi mamá me vino a decir, antes de acostarse, dejé lechuga lavada en la cocina, por si quieres comer te la aliñas. Y yo le dije que ya y después pensé para mis adentros que qué rica es la lechuga, pero que en verdad acababa de comerme una hamburguesa con queso (casera, aunque no quería queso, últimamente la comida caliente en general me da un poco de repulsión, esto de andar con la regla o con la juanita como le llamó la Arantxa) y no tenía hambre para comer lechuga. Así que me olvidé. Pero después me dieron más o menos las doce y media y decidí ir a acostarme a leer un poco más de Los Detectives Salvajes (que ya terminé hoy, y me pareció completamente maravilloso: creo que ahora me enamoré de Belano, que dicen que es el alter ego de Bolaño, y la idea a grandes rasgos de enamorarme no de un escritor, pero del personaje del escritor me parece bastante romántica), pero cuando estuve a punto de acostarme no pude porque me acordé de la lechuga y tuve una lucha interna por un par de minutos porque todo mi cuerpo quería sentir el sabor a lechuga aliñada con mucho limón pero yo sabía que no necesitaba comer a esa hora y al final sí terminé comiendo porque en verdad la perspectiva de comer esa lechuga tan rica y tener frente a mis ojos y luego bajándome por el cuerpo ese color verde tan bonito era irresistible.
Etiquetas: querido diario
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