En exceso huele mal jueves, diciembre 21, 2006
Una de las cosas más atroces que me ha pasado en el último año fue marearme en la micro con el olor de una señora, el jueves pasado. Marearse así de sentirse pésimo con la guata revuelta y todo mal - una que es media romántica a veces se pone a pensar en esas historias donde el dulce aroma de la mujer amada vuelve locos a los hombres, pero no, esta señora decididamente se echó demasiado perfume y era insoportable.
Cuando me senté me dio igual. No era gran cosa. Bueh, la señora es vieja y a cierta edad a una le empieza a fallar el olfato y se va a casa y cuando se retoca el maquillaje se echa un poco más de perfume detrás de las orejas, pero lo terrible del perfume es que una lo anda trayendo todo el día encima y termina por no sentirlo, aunque todos los demás aseveran que hueles, y hueles bien. El peligro del perfume es precisamente ése: el que dijo que menos es más tenía mucha razón, porque la delgada línea entre la cantidad perfecta y la cantidad mínima para oler terrible es casi imperceptible. La cosa es que estar treinta minutos cerca de una señora con demasiado perfume encima (ni le vi la cara, pero el olor era de perfume de vieja, no sé describir olores, pero solo lo sé) me hizo empezar a marear, y me empezó a doler el estómago (había comido recién, encima), y en un momento empecé a ver puntitos blancos y estaba a punto de desmayarme. Nada entretenido, porque hace un par de meses ya me desmayé en el metro y no es ninguna gracia. Ya cuando me faltaban unos diez minutos para bajarme tuve que empezar a respirar por la boca y tirarme aire para no hacer la escenita. Y ya cuando iba llegando a la U (a mi taller, porque sólo para eso tomo micro últimamente) me bajé casi corriendo a tomar agua y mojarme la cara porque qué atroz. Entre desmayarse y vomitar y darme vuelta y decirle a la vieja "lávese el cuello, señora, que apesta" fue una mala experiencia para tener a las seis de la tarde.
Me aterra llegar a vieja. Me aterra llegar a ese punto en que empiezan a fallar los sentidos y cosas como estas dejan de ser un accidente ridículo y se convierten en muestras de la decrepitud y de lo inexorable del paso del tiempo... en fin, que para hablar de la gente pegada en su época cumbre tengo para otro post, pero uno más elaborado que este.
Etiquetas: querido diario
0 Respuestas a “En exceso huele mal”