Everlasting peace lunes, marzo 10, 2008
Hoy yo iba muy sentada con mi música camino al campus Oriente para mi primera clase de Teoría y Técnica Dramática I (que, valga decir, creo que será increíble) y a cierta altura de Macul la micro iba indescriptiblemente llena pero no me di especial cuenta de eso hasta que pasaron dos cosas:
1) se sube un tipo con una flauta de madera y una cuestión enrollada y forrada como con lana, así bien altiplánica, a tocar música en la micro. Hubo un momento de la vida en que yo estaba completamente de acuerdo con esto de los cantores ambulantes, porque de repente le ponen la nota agradable al viaje y si una anda con suerte le tocan unos cantores de verdad muy buenos, pero es que este tipo con su flauta altiplánica daba puras notas estrepitosamente altas, y encima las flautas estas no se caracterizan por tener un volumen agradable al oído tampoco, así que con eso me arruinó la onda del emepetrés, eso y que su concierto fue muy muy muy largo.
2) entre los pitidos de la flauta y lo poco que escuchaba del emepetrés se coló la voz de una señora vieja con cara de pesada que comentó (como hacen todas las señoras viejas que usan el transporte público), mientras se aferraba a un fierro de la micro en frente mío, que cómo era posible que nadie le diera el asiento a la gente vieja y qué se yo. Ya, yo reconozco que me carga dar el asiento, y no creo ser la única porque a toda la gente le carga dar el asiento pero al menos yo cuando hago eso lo asumo y no me hago la dormida ni ninguna de esas cosas, pero me gustaría mucho más que las señoras como ella fueran capaces de venir donde una y decirle, aunque fuera con voz de pesada o con actitud pesada, que por qué no te paras y me das el asiento, así nos ahorramos el problema de tener que andarse tirando palos las dos. De todas maneras, y con toda la lata del mundo, le dije "siéntese, señora", y me paré y salí del asiento, y la vieja entonces le hizo una seña al viejo que llevaba al lado (a quien iba dirigido aparentemente el mensaje) y se sentó él. Dos minutos después el viejo se bajó y ella siguió muy parada ahí con el fierro. Como tres minutos después se bajó también. Y yo perdí el asiento por las puras: me da rabia eso porque aparte de ser mala voluntad todavía no sé qué tengo en la espalda y si puedo irme sentada me iré porque así me duele menos.
En fin, que cuando una tiene clases allá de lejos tiene que puro usar el transporte público (a falta de conocimiento para manejar el auto que no tengo y de estado físico apropiado para ir en bicicleta desde La Florida a Providencia) y pasan estas cosas. Pero entre el emepetrés y el viaje sentada no estuvo tan mal.
Etiquetas: examen de paciencia, mis innumerables talentos, querido diario, thank you for the music
Pero, weón! vengo diciendo lo mismo que tú desde hace tiempo, ¿qué les cuesta a las viejas ir donde uno decirle "señorita me da el asiento?" osea!!! viejas de.. xD ok ya, es que me da rabia, pro que se hacen las pobrecitas y realemte yo creo que uno viene igual de cansadas que ellas, y aparte siempre con esos comentarios por detrás, de puro mala onda! y más encima le dicen a uno que es un maleducado cuando andar tirando comentarios por detrás yo creo que es aún más bajo. E igual que tú asumo que no quiero darle el puesto a nadie!! no me hago la dormida, aunque aveces igual me da sueño pero es por que nserio tengo sueño.
XD ya mujer, me reí harto con tu post y la flauta altiplánica XDDD
besitos nOn
al menos aún escribes, yo no sé qué hueá me pasa que ahora quiero pero como que me siento impedida...
ay, pauly, creo que ando down. :(
Esas viejas deberían quedarse en sus casas viendo La Jueza o el SQP y dejar de güear por un muy buen rato, en serio.