Yo no sabía que ser amiga sería tan fácil. Esto de enfrentarme a un lugar completamente nuevo siempre me asustó un poco, pero creo que he aprendido muchísimo a relacionarme con la gente este año, a abrirme más, a ser un poco menos directa y más sutil con las cosas que no me aguanto dejar dentro; pero si algo hermoso me dio este año fue el haber encontrado a tantas personas maravillosas. Me encanta tomar café en buena compañía. Me encanta reírme. Me encanta hablar de otros a sus espaldas. Gracias a todos, gracias a cada uno por todos los regalos que recibí.
Aprendí que soy más linda de lo que me doy cuenta. Confirmé eso que me dijeron una noche de octubre, que hay algo en mí que atrae (aunque yo misma no lo vea), y eso me hace sentir segura. Me siento bien conmigo, al menos en la generalidad, más allá de los detalles. Me habría gustado hablar más con mi padre este año. Me habría gustado decir muchas cosas que todavía me guardo por falta de oportunidades. Me alegro de no haber aceptado más de una invitación que me habría hecho una imprudente.

No sé qué escribir ahora. No sé qué quiero decir. Pero se va otro año maravilloso para mí, aunque notablemente más despierto y anhelante de más horas de sueño y descanso. Aunque ahora sea mucho más sensible a los errores ortográficos y gramaticales. Aunque cada vez sea más difícil arrancarme de las sábanas los lunes a las siete. Aunque esté asustada de que me de un ataque de histeria arriba de la micro cuando anda tan llena: la pasé bien. Y eso es todo. No tengo más para decir. Bienvenido 2008, no como un borrón y cuenta nueva, sino como la simple continuación de un proceso de florecimiento que he disfrutado desde que le dije hola al año 2006.

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