1. Alguien me invitó a salir y yo no quiero salir con él.

2. Hace una semana un mimo me robó un beso.
Escrito así suena atroz. Pero es que es verdad. Yo no sé por qué en la esquina de mi casa siempre se ponen personas jóvenes a hacer malabares o a vender desde banderitas hasta camas redondas para perros, si tan-tan concurrida no es. La cosa es que hace una semana salí de casa para ir a taller (todos invitados a la lectura pública) y en la esquina estaba el mimo de cara blanca, labios morados y en la boca alguna cuestioncita para meter bulla. Entonces metió bulla y yo me reí mientras me acercaba. Después me ofreció el brazo para caminarme hasta la esquina. Pero yo tenía que cruzar la calle y le pregunté eso, ¿y no me vas a acompañar al frente? Así que me volvió a ofrecer el brazo y cruzamos y en eso me preguntó con su bullita que cómo me llamaba y lo le respondí, pero otra cosa me preguntó y yo no le entendía nada ya. La cosa es que en la esquina se apuntaba la mejilla para que yo le diera un beso. Yo dije ya, por qué no. Y entonces me corrió la cara. Quedé toda blanca y muerta de entre risa y vergüenza (me recuerda a otra vez que estaba así, con la diferencia de que estaba enamorada y no me atreví a ir a besarlo) mientras andaba por el mall buscando un espejo para ver cómo había quedado.

3. Sigo intentando infructuosamente pillarme con un personaje en la universidad, pero a pesar de que todas mis amigas lo han visto más de una vez, yo no le he visto ni la sombra.

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