Hoy voy a escribir una oda a un hombre.
A uno que conocí hace un año y dos días, más o menos exactamente. Pero, por esas cosas de la vida, hace nueve meses se convirtió en mi mejor amigo: un 14 de enero, después de visitar al Andrés con su cara de náufrago en el Salvador, tuve un paseo en bicicleta bastante peligroso y que casi me deja inválida, pero ese día me di cuenta de cuánto había empezado a querer a ese chiquillo que se reía tanto en las juntas de taller. Ese chiquillo se llama Cristóbal Hurtado y hoy, junto con su hermano Andrés, cumple 21 años.

A veces me siento chica cuando estoy con él, porque hay muchas cosas que ha vivido que quizás yo nunca experimente, nunca jamás. Pero a pesar de lo distintos que podemos ser hay muchísimos puntos pequeñitos, muchos detalles sutiles en los que coincidimos, y por eso me encanta conocerlo y quererlo, porque me ha enseñado muchas cosas y porque me puedo reír con él, porque me consiente y me reta. Porque con él pelamos a la gente (aunque eso pasa mucho más con el Andrés, especialmente a la luz de los acontecimientos de hoy). Porque me hace pasarme rollos, como si ya no fuera lo suficientemente enrollada. Porque canta conmigo y me presta su libro nuevo. Y cresta que lo quiero, de verdad: aunque no formalice nuestra relación, aprobada yo creo por todos en su familia, incluido el tío (qué chistoso hoy) y el Diazepán y el Aspirina. Pero en 19 años más nos casamos (pa callao), y nos va a mantener su marido con plata a "ambos dos" y a nuestra prole.

Crist, feliz cumpleaños número 21. Te adoro.

PD: al Andrés no le pienso escribir una oda porque es un multicolor, jajaja. También te quiero, nene.

Etiquetas: de mis afectos, querido diario