Súbete, aunque no puedas miércoles, marzo 07, 2007
Ya veo más o menos por dónde va el cambio. Apenas he visto una clase y ya sé que tengo que leerme unos libros espantosos de grandes y hacer un trabajo de investigación como corresponde (jajaja echaré de menos esos informes chantas hechos a la mala para el colegio) y encima tener examen oral. Las cosas orales en general me aterrorizan, porque me manejo mucho menos hablando que escribiendo, pero ahora me están bajando unos sueños locos de estar contestando las preguntas que me hagan los del comité con una sonrisa gigantesca y con las manos en los bolsillos. Como en mi salsa. Ojalá nomás.
Dentro de todo, la pasé bien hoy, y mis amiguis de Letras Hispánicas ascienden a tres, igualando entonces a los amiguis de Inglesas. Todavía me está pegando la ironía en la mitad de la cara.
Hoy tomé el Transantiago por primera vez. Cosas importantes sobre eso:
- Tuve mucha suerte de subirme inmediatamente
a la microal bus articulado apenas llegué al paradero. - El sonido bip del Transantiago está a años luz del sonido bip del Metro. Eso significando que es mil veces más horrible y como de juguete al que se le están acabando las pilas, es tragicómico.
- Como me esperaba yo, hay que pasar la tarjetita en cadena porque, aunque esté a un metro de la puerta, la oruga va tan llena que simplemente será imposible llegar cerca de ella en el corto plazo.
- Es que no. Nunca ever se va a subir un discapacitado en silla de ruedas a la hora punta. Simplemente no.
- Me demoré más o menos el doble en llegar, con el mismo recorrido y todo.
Pero dentro de todo, iba la oruga menos llena que el metro (algo así como cinco personas por m2), y por ende no me estresé tanto, y baja la probabilidad de que me desmaye ahí dentro y me pase de la estación y me avergüence frente a todos.
Ah bueno. También volví en Transantiago porque iba a una calle equis al otro lado de Vicuña así que tomé la troncal de nuevo (después de que una pasara muy campante sin siquiera mirar el paradero donde estaba yo y una señora a la cual la habían ignorado otras dos micros antes), pero hasta ahora se me olvida que entre el 10 y el 12 hay otro paradero y siempre me bajo como tres cuadras antes. La cosa es que caminé hasta Rupanco 120 para encontrar el Registro Electoral, pero no se me ocurrió que se fueran a almorzar antes de las 2, y me encontré una puerta cerrada. Eran las 1:40 pm en mi reloj y las señoras volvían a las tres. Váyanse a freír monos. Iré el viernes, porque salgo como a las 4:30 o alguna cosa atroz como esa.
Etiquetas: querido diario
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