Es apenas un sacrificio martes, febrero 13, 2007
Soñé que era alguna especie de superheroína. Era de día y nosotros éramos cuatro. Había una campana que robar desde un monumento con forma de mano, muy grande, y que había que enterrarlo en la playa a una distancia ya determinada desde el mismo monumento. Uno de mis compañeros y yo nos internábamos dentro del monumento: yo diría que parecía como un casino, lleno de gente en trajes de gala y las decoraciones eran exquisitas; las puertas eran de rica madera y habían adornos dorados. Él se internaba en un segundo salón, de esos altísimos, y lograba robar la campana esta. Nada sucedió hasta que atravesó la puerta del salón y por todos lados sonaban las alarmas que alertaban del robo. Yo salí volando (pues claro, yo volaba) por sobre la gente y luego me di la vuelta para atrapar la campana que me había lanzado mi compañero antes de que lo atraparan. Enterré la campana en la playa e intenté esconderme, pero lo pensé mejor, pues me pareció que la campana no estaba bien escondida. Volví a recogerla y volé rápido hasta un edificio y me escondí de la luz tras él. (aquí es que tengo el lapsus, porque al inicio del sueño era de día y ahora ya no, y estábamos en una ciudad). Mis compañeros estaban a los pies del edificio y de la nada aparecía este robot gigante con forma de dinosaurio que me buscaba. Según él caminara alrededor del edificio yo me movía, y en algún momento me paré justo a la orilla, y la perspectiva de las ventanas de todos los pisos desde ahí arriba era preciosa. De todas maneras, esconderme no me sirvió de mucho pues el robot este sabía donde estaba. "Ahí arriba," dijo. Creo que mis compañeros eran ahora mis enemigos. Tuve que salir volando otra vez, mientras todos me disparaban ráfagas coloridas, y yo las esquivaba mientras iba entre los edificios... lo importante era destruir la campana. Volé y volé. No era tan fácil librarse de los ataques. Pensé en volar fuera de la atmósfera donde ellos no pudieran seguirme, pero a pesar de mis habilidades con la luz y el fuego no estaba segura de resistir esa temperatura... así que nada más seguí, todos ellos tras de la campana y tras mi vida, y entonces fue que tuve que tomar aquella decisión y subí, subí y subí hasta que en lo oscuro algo explotó en infinidad de colores, como fuegos artificiales, y con eso me destruí yo y la campana también, y el resto de los ataques que iban hacia mí dirigidos se perdieron en la nada.
Yo creo que no serviría para escribir ciencia ficción ni aventuras como estas. La cosa es que volaba en el sueño y es una de las sensaciones más maravillosas que he vivido dentro de mi mente. Lo malo es haberme olvidado ya de los detalles... aunque hace tan poco que lo soñé. Quizá tenga algo que ver con haber dormido nueve horas seguidas, como corresponde.
Etiquetas: los soñados
Que weno que volviste, y veo que con más ganas que escribir XD
No dudo de que algun dia publicarás un libro. Ese es mi sueño fustrado, jajajaja.
Yo nunca he soñado que vuelo, pero debe sentirse genial, por lo deneral siempre me caigo a un hoyo enorme... pero una vez escapaba de los pacos con mis dos hijos... jajajaa.
Un Beso.
¿Es primera vez que sueñas (o te acuerdas) que vuelas ? .. si te acuerdas de otra aunque sea vagamente cuentala.
Cuando uno es pequeño y soñar que volamos se torna un poco peligroso (te crees el cuento... y varios niños han quedado bien machucados o muerto por ello) pero a tu edad ,ya placentero.
Yo me encontraba en el techo de mi colegio y desde ahi volaba por sobre todos mis compañeros .. bakan !
ya me despuido y espero que cuentes alguna otra voladora experiencia.