Y, de repente... lunes, septiembre 11, 2006
No sé si alguna otra vez me haya pasado... lo malo es que el momento en el que me pasó (el contexto, digo) fue terriblemente inapropiado y por eso quedé tan plop, y no hice nada.
La gente del colegio sabe ya lo que le pasó a Hugo Lagos. Que puede que se muera. Que está ahí tambaleándose... no sé (es verdad, no tengo ni idea) lo que siento por él o cuánto me afectaría a nivel personal su muerte, pero es un tema que me trauma, siempre lo ha hecho, y especialmente desde que se murió la Isi el año pasado y sufrí tanto. Pero hoy en la mañana Patricio llegó bastante perturbado y se mandó el único discurso del que me voy a acordar por siempre (creo que comienzo a olvidar el tema del orgasmo intelectual, love). El show debe continuar. Y continúa, sí... pero se trata de una forma tan frívola eso de que "los que tienen libre pueden ir a verlo con nosotros"...
No creo que ande muy clara de ideas respecto a ese tema en particular. Lo que me chocó es que pude notar desde mi alarmante ceguera de segunda fila que Patricio tenía los ojos y la nariz rojísimos, que estaba nervioso y que... que en verdad no quería estar ahí. Que era difícil. Y lo entiendo. Tener que quedarse parado ahí haciéndonos clases. Pero... esque... pucha, me inspiró una ternura impresionante. Patricio, en serio, primera vez que me causas enternecerme de una manera que no conocía y, dejando de lado todas las molestias que te causo y mi afán por molestarte todo el rato con lo regio que eres, me dieron ganas de abrazarte, no sé, de tratar de ayudar. Capaz que me hayas mandado a la cresta, pero me dieron esas ganas como de hablar y decirte... pucha, ni siquiera sé qué. Pero fue una cosa loca y te encuentro razón. No se me olvidó en todo el rato que estuve tomando notas sobre la guerra fría - al final que hablamos de puras frivolidades en clases.
Y como me puse media sentimental, lo digo acá y ahora: en serio (en serio) que te quiero, Pato. Ayuda muchísimo el que seas tan regio, sí, y que me sigas las bromas, pero en verdad te voy a echar de menos el otro año cuando sea una chicoca universitaria y no te tenga a la mano para gritarte cosas por los pasillos, o de repente mandarte las pavadas que escribo y me subas la autoestima el ego diciéndome que te gusta y todo eso. Todavía eres mi amor platónico. Pero te quiero muchísimo y espero que vivas por siempre forever and ever y que seamos dioses los dos juntos más adelante.
Igual no creo en "Dios", como en el Dios, pero sí en el tema de las energías, la buena vibra, de repente hasta en los ángeles. Si creo en el mal de ojo, cómo no creer en todo lo demás. Tengo ganas de mandarle mails a toda la gente que quiero y me acuerde y decirle lo mucho que la quiero, como en plan despídete antes de suicidarte, con la única diferencia que yo jamás me suicidaría, porque lo encuentro cobarde, quizás, (es una palabra fuerte...), creo que es arrancarse de los problemas. A menos que sientas que lograste todo en tu vida y te suicides en tu momento cumbre. En fin.
Pato te amo (L)
Etiquetas: querido diario
Uf...y gracias, nada más