Ay, quiero que lo leas, pero no. Me moriría de vergüenza.

A veces desearía poder volver a tener mis dos ojos como nuevos, para poder mirarte a la distancia.

Me separo algunos metros de ti y ya se desdibuja tu contorno y te mezclas con el resto del espacio, como si fueras etéreo y te perdieras en el universo. Pero sigues ahí, como siempre, con una sonrisa en tu rostro, esa sonrisa que me encanta mirar. Con los mismos ojos de ensueño que tienes, que me suenan a misterio, saben a deseo. No sabes todo lo que me cuesta mirarte. Me cuesta verte frente a mí.

Recuerdo la primera vez que te vi. Estabas ahí detrás de todos esos niños y quizás ni me viste, ese día. Venía yo de vuelta de un tremendo descanso de ese mundo y recuerdo que lo primero que me llamó la atención fuiste tú. Tú que quizás no serías tan llamativo para otras, lo fuiste para mí. En ese entonces aún no había visto tu rostro de cerca. Apenas tenía una idea de tu cuerpo, de tu forma.

Conocerte a la semana siguiente fue bendición y maldición que aún vive conmigo, el esperar verte de nuevo, apenas veinte minutos una vez a la semana, maldición que me duele porque no me deja verte ni tenerte. Nunca te he tenido. Jamás he tocado tu mano. Pero me atrae tu aroma, la forma de caminar, la forma en que me miras, a veces. Porque siento que también me miras, aunque sean tres segundos fugaces, pues no puedo soportar tu dulce mirada mucho más que eso. Eres un encantador perfecto, puedo ir a la deriva fácilmente una vez que me pierdo en tus ojos... tu sonrisa y tus palabras, una voz como ninguna otra, el don de la canción, de la alegría. Aunque no hayas tú quien me levantó y me diera vueltas.

Siento que, quizás, tú también quisieras tocarme. Siento que te acercas a mí y sobre la ropa posas tu mano sobre mis hombros, y quiero abrazarte. Me hiela el miedo. Quisiera, a veces, ser más desvergonzada de lo que soy. Me pierdo en tus ojos, maravilla, me encanta saber que te desdibujas en la distancia cuando te miro, que te haces más claro cuando te acercas, que tu preciosa sonrisa me mata. Quizás he descubierto el amor de nuevo, contigo.

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