Esto aún está en proceso, pero me gusta lo que llevo, la verdad. Me gusta la paranoia femenil de nosotras.

"El idiota lleva horas mirando. ¿Qué se cree? ¿Cree que porque su ventana da directo a la mía puede asomarse ahí cuando quiera y mirarme? Ya me tiene harta.

Quiero que deje de mirarme. Quiero que deje de mirarme. Si fuera uno de esos tipos voyeristas, normales, que se instalan detrás de la cortina sin mucha parsimonia y cuidando que la nariz no sobresalga mucho de la orilla de la ventana, no me importaría tanto. Si mirara como persona normal. Pero este tipo se instala ahí, en medio de todo, con una silla y un trago en la mano y me mira. Y me mira. ¿Qué se cree?¿Cree que porque su ventana da directo a la mía puede asomarse ahí cuando quiera y mirarme? Como si yo le fuera a aplaudir la gracia que está haciendo. Como si yo no tuviera nada más que hacer que ponerme en frente de sus ojos para que él me mire. Ya no puedo andar desnuda y feliz por la casa. Si es mi casa, demonios, si yo fui la que aguantó vivir acá toda la infancia cuando papá destrozaba el teléfono a bastonazos, y me la quedé cuando se fueron todos, caramba, que la casa es mía, nadie ajeno puede venir y asomarse en ella como quiera. Quién demonios habrá dado la orden para que construyeran esa otra casa contigua y con una ventana que diera directo a la de mi habitación. Quién demonios le habrá dado permiso al idiota para rentarla e instalarse ahí a mirarme. Si no fuera tan descarado. Porque si yo no hubiera saltado de sorpresa cuando tuve al frente al tipo aquel mirándome, muy buenos días, vecina, quizás no estaría tan enojada. Es que ya las normas de urbanidad no se respetan. Siquiera me haya preguntado el nombre, ese idiota. Pero no lo hizo. Buenos días, vecina, buenos días los mil demonios tendría que haberle contestado, lárguese de mi ventana que no quiero tenerlo ahí mirándome, caramba. Sálgase de ahí y no me mire. Pero no se lo dije y ahora ya no puedo, porque cualquier cosa que le diga al idiota pareciera que ni lo escucha, él y su sonrisa estúpida pegada en la cara, sorbiendo ruidosamente el trago que tiene en la mano. Apenas se mueve para cambiar de posición en su ridícula silla. ¿Qué se cree? ¿Cree que porque su ventana da directo a la mía puede asomarse ahí cuando quiera y mirarme? Esto nunca se ha visto. Tenía que haber escuchado a papá cuando me dijo que me largara de este lugar. No sabía que se iban a poner a construir casas justo al lado de la mía, y que les iban a poner ventanas que dieran a mi habitación. No sabía que iban a venir idiotas a rentarlas y que iban a sentarse a mirarme con tragos en la mano. Tenía que haberle aprendido a mamá cuando me enseñaba que las cortinas mantienen la privacidad dentro de la familia. Ahora tengo un idiota mirándome. Lleva horas mirando. Apenas se mueve para cambiar de posición en la silla. Ni siquiera se para a ponerle más hielo al trago. ¿Qué tendrá? ¿Qué demonios pasará en su familia que nadie va a verlo, distraerlo un poco de la estúpida ventana? Si yo lo único que hago es sentarme a escribir. Él no sabe que escribo de él. Pero quizá si supiera se iría. Quizás se sentiría incómodo y se largaría para siempre. Pero apenas parpadea cuando le he gritado que se vuelva al cuchitril endemoniado de donde salió, y me mira con esa sonrisa estúpida, creo que no funcionaría. ¿Qué se cree? ¿Cree que porque su ventana da directo a la mía puede asomarse ahí cuando quiera y mirarme? No, no, esto es realmente imposible de manejar. "

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