A contraluz miércoles, agosto 23, 2006
La cosa es que... mi iluminación parece estar volviendo. Semanas y semanas sin escribir nada, como la gente lesa, ahí mirando la hoja y nada, nada, no me pasa nada por la mente que suene bien... (y sacar a la fuerza las palabras hace que, inevitablemente, suenen como las reverendas pelotas). Y es que necesito escribir la historia que tengo en la cabeza... me vino como iluminación esplendorosa el otro día, acordándome de esas tipas que bailan cosas árabes atrás de un biombo amarillo y se les ve la sombra. O esas otras tipas que salen en los programas de concursos y se tienen que cambiar ropa detrás de un biombo iluminado. Pero mi historia iba a incluir un pueblo perdido en el desierto (como los... hebreos, o los que sean, esos que los llevó Moisés por el desierto durante cuarenta años hasta que llegaron... no sé donde), un tipo desesperado y una niña danzarina, de la cual este tipo se enamora. Sí, ok, pedofilia por todos lados.
Pero... es... una pedofilia platónica.
Que quede claro que yo no suelo escribir esas cosas. Pero tengo la idea y no voy a descansar hasta que la escriba.
Etiquetas: de mis letras, querido diario
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