Sábado domingo, septiembre 10, 2006
UGHUGHUGHUGH dormí como el...
Juro que anoche escuchaba como una flauta traversa, como alguien que estuviera practicando. También hubo un momento en el que desperté porque alguien gritaba... pero... el grito sonaba como mezcla de persona y perro atropellado aullando. Me dolía la cabeza. Después el sonido de la flauta lo escuché mejor, o cambió, no sé, pero después estaba esa canción típica de carrete que dice "pásame la botellaaaaaa-a". Al final que dormí pésimo y como a las cuatro de la mañana llegó Marcelo con alguien que creo que es la Nathaly, no he visto todavía afuera.
Tengo que levantarme en diez minutos, hacer mi cama, vestirme y pedir plata pa ir a comprar unos huevos y cuestiones cuando me junte con la Maca... hace más de un año que no te veo mujer. Y vas a tener que invitarme a tu cumpleaños familiarístico.
Ayer fue un buen día, aunque el dolor de cabeza no me quiere dejar en paz... caminé bajo el horrendo sol de primavera (me estresa que es como de día abochornado, no hace un calor como "puta que hace calor!", ni tampoco frío) como por 30 minutos buscando Perpetua Freire con Alonso de Ercilla... y no llegaba la calle nunca! Pero al final sí encontré a mis tres chiquillas afuera conversando. Fueron CINCO de doce guías al encuentro de ayer, pero algo es algo. Yo estaba en el módulo de espiritualidad con la Salo... y no hice mucho... Era estar parada mientras se presentaban las niñas, después repartir unos cartones, al final lavar unos pinceles. Eso seis veces, y el resto del tiempo sentada conversando. Había una niña bien simpática en la patrulla Águila del Arcadian. Esa compañía se llama Panda.
Cuando me volví ya no estaba tan estresada porque había un aire rico para andar caminando por las calles desiertas. Es bonita la calle Colombia de noche, más allá de Vicente Valdés - varios deptos bien bonitos, y parques, y PASTO.
Ahora estaba escuchando alguien con un altavoz afuera, aunque no sé lo que diría. Se me ocurre que es como un pastor evangélico, de esos que se ponen en las plazas. Jaj. Antes cuando iba a ver a mi abuelita los días domingo, y después salíamos a Santa Rosa para comprarme un helado de máquina, habían evangélicos con altavoces en la placita. Hay que tener personalidá.
Etiquetas: eso de ser guía, querido diario
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