Silennnncio. jueves, septiembre 21, 2006
Cuando iba en segundo básico tenía una compañerita que no hablaba.
En serio. No me acuerdo el nombre, pero me suena como a "Lisette", ponte tú, y en todo el año que estuvimos juntas jamás la escuché pronunciar una palabra. Nosotras íbamos en el Santa María de La Florida y mi pequeñito cuerpo de siete años estaba forzado a permanecer en una salita chiquiturri con otros cuarenta y cinco alumnos adentro, más una o dos profesoras. Las filas no eran de dos, como en los otros colegios, eran de por lo menos cinco o siete. Me cargaba que me sentaran al medio de la fila, que más encima era de puros hombres, la fila, menos yo, y tener que pasar por atrás de todos esos niñitos para llegar a cualquier otro lado.
En fin, la niñita. Me acuerdo que en ese tiempo nos hacían pruebas orales... en lenguaje e inglés (oh con cuánto amor recuerdo esos días en los que me sacaba un siete por decir coffee, door y pencil unas tres veces), y cuando le tocaba el turno a la niña cuyo nombre en este momento será Lisette, ella se paraba ahí y miraba a la profe. A la profe Victoria creo que era todavía, o eso era primero. La cosa es que ella la miraba nomás y le daba una sonrisa tímida a la profe, y la profe se desesperaba por tener en frente a esta niñita que no hablaba. Y tenía puros dos en las cosas orales. Todo el tiempo fue así.
No me acuerdo por qué cresta andaba yo en el colegio un día equis, y andaba ella con su hermana. Debe haber tenido un año más, o uno menos, algo por ahí, y me dijo la niñita que la Lisette en verdad sí hablaba, en la casa, pero en el colegio por algún motivo no lo hacía. Y logró que se me acercara la Lisette y me susurrara una palabrita en el oído. Una solita. Ni me acuerdo cuál era. Pero fue toda una experiencia escucharla hablar a la niñita. Tenía una voz... normal. Claro que tuve que esforzarme para escucharla. Y fue tan corta la palabra que ya no sé más detalles.
La cosa es que yo tenía una compañera que no hablaba. Yo de repente ando en lo mío y no hablo por horas... pero no hablar en todo el año es una hazaña digna de recordar. Como Clara, Clara clarividente la de La Casa de los Espíritus. Claro que ella estuvo como diez años sin decir nada. Y la próxima vez que habló fue para anunciar que se casaba. Tal cual.
Quiero comer galletitas.
Etiquetas: querido diario
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